viernes, 1 de marzo de 2013

Nuestro Dios viene, pero no en silencio.

"Nuestro Dios viene, pero no en silencio; lo precede un FUEGO que todo lo destruye y en torno suyo ruge la tormenta".
(Salmo 50:3).

Dice la escritura que Dios es grande en misericordia y lento para la ira, pero, también él tiene sus límites. Vea usted cómo fue paciente en tiempos de Noé, pero al final mandó el Diluvio Universal. Vea usted cómo fue paciente, pero cuando su pueblo no cesó la idolatría lo mandó al cautiverio 70 años.

Muchos hoy en día estamos proclamando que el Señor está al borde de su paciencia, la corrupción a todo nivel, la inmoralidad a todo nivel, la codicia, los pleitos, las contiendas, las guerras, el hambre, la prostitución aún a nivel doctrinal, etc. son señales inequívocas de ello. Pero, como muchas veces lo hemos dicho, estamos en contra de los ecologístas que dicen que por el calor los polos se derretirán y la tierra será otra vez inundada con agua. El salmista dice que la destrucción viene al mundo por y con FUEGO, y no es el único. Vea lo que dice Isaías en 66:15-16: "¡Ya viene el Señor con FUEGO! ¡Sus carros de combate son como torbellino! Descargará su enojo con furor, y su reprensión con llamas de FUEGO. Con FUEGO y con espada juzgará el SEÑOR a todo mortal. ¡Muchos morirán a manos del SEÑOR!  La pregunta no es si viene, la pregunta es cuándo viene... ¿Estamos preparados?  

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