miércoles, 27 de marzo de 2013

El huérfano y la viuda.

"Padre de huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su morada santa. Dios da un hogar a los desamparados y libertad a los cautivos; los rebeldes habitarán en el desierto".
(Salmo 68:5-6).

Sempiternamente hemos creído que los huérfanos y las viudas están desamparados, pero eso, es desde el pensamiento y sentir humano, pues desde el punto de vista de Dios, ellos son sus consentidos. Las necesidades básicas, el cuidado espiritual, la delicadeza en los detalles en la vida no le faltan a un huérfano y a una viuda porque Dios no lo permite. Por ello es que quien ayuda a un huérfano o a una viuda tiene el favor de Dios y no debe temer mal permanente alguno. Pero, ay de aquellos que abusen de la viuda o el huérfano, pues Dios es su defensor, y ellos (los abusadores) morarán en el desierto tarde o temprano.

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