"Encomienda al Señor tus afanes, y él te sostendrá; no permitirá que el justo caiga y quede abatido para siempre".
(Salmo 55:22).
¡Qué diéramos los creyentes por ser YA lo justos y rectos que el Señor ha determinado que hará con nosotros! Pero lamentablemente esa meta de justicia y rectitud, es eso, una meta, y por lo tanto no se consigue con sólo hacer una confesión de fe. Ese es el inicio, ese es el primer paso, el diario y cotidiano qué hacer... es el resto. Sólo encomendándonos a Dios, pero encomendándonos verdaderamente como cuando tenemos una angustia o una pena es que lo podremos alcanzar. Por ello el salmista recomienda: Encomienda al Señor tus qué haceres diarios, pues vas a tropezar, vas a caer, pero el Señor es el único que puede levantarte, pues él no permitirá que quedes abatido. Gloria a Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario