lunes, 11 de marzo de 2013

Si fuera un enemigo.

"Si un enemigo me insultara, yo lo podría soportar, si un adversario me humillara, de él me podría yo esconder, pero lo has hecho tú, mi compañero, mi mejor amigo".
(Salmo 55:12-13).

Cuando un enemigo o alguien con quien no tenemos mucha relación nos hace algo serio, pues aunque no lo esperábamos, nos duele o nos molesta pero al final de cuentas no nos extraña. Pero, cuando es ofensa, ese desprecio, esa mala acción, esa deslealtad viene de un amigo íntimo, de un compañero de la congregación, o peor aún, del conviviente, entonces sí que duele. Como dice el salmista: Es algo que no esperábamos, es algo fuera de lugar... sin embargo pasa. Sólo acercándonos a Dios podemos llegar a perdonar una ofensa de esa catergoría.

No hay comentarios:

Publicar un comentario