"Aunque en vida se considere dichoso, y la gente lo elogie por sus logros, irá a reunirse con sus ancestros, sin que vuelva más a ver la luz".
(Salmo 49:18-19).
El orgullo, la vanidad, la arrogancia son características de muchas personas el día de hoy. Pensamos que nuestros bienes, nuestros logros, nuestra cuenta de banco, nuestro vestir, nos hacen más que a los demás. Si alguien tenía de que jactarse por pudiente, ese era Jesús, sin embargo, en una ocasión exclamó: "El Hijo del Hombre NO TIENE EN DONDE REPOSAR SU CABEZA. ¡Qué gran diferencia entre el patrón que Dios nos envió, y nosotros, simples mortales que, cuando nos reunamos con nuestros ancestros en la tumba JAMAS volveremos a ver la luz! Pero seguimos pensando que quien tiene menos... forzosamente es menos.
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