lunes, 25 de febrero de 2013

Nadie puede salvar a nadie.

"Nadie puede salvar a nadie, ni pagarle a Dios rescate por la vida. Tal rescate es demasiado costoso; ningún pago es suficiente".
(Salmo 49:7-8).

¡Cuán agradecidos hemos de estar con Dios! Pues nadie, ni nuestros padres, ni nuestros ancestros, ni nuestros maestros espirituales o materiales, pueden comprar o pagar nuestra salvación. No hay nada que alguien pueda entregar a Dios, que cubra un costo tan alto dice el verso arriba mencionado. Simplemente es un regalo de Dios. Lo que hemos de entender es que la "salvación" viene de Dios y es un "regalo", lo que tiene un precio es nuestra "cruz". Pablo lo dice de la siguiente manera: "Por mucha tribulaciones, es necesario que entremos en el reino de los cielos" (Hechos 14:22). Pedro lo describe así: "Después que hayáis padecido un poco de tiempo... él mismo os perfeccionará" (1era. Pedro 5:8-10). Vivamos pues, muy a pesar de nuestras debilidades y pecados, agradecidos con Dios, que quizo salvarnos.

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