sábado, 8 de diciembre de 2012

Y las mías me conocen.

"Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen".
(Juan 10:14).

En lo natural los hatos de ovejas, de vacas, de caballos, etc. tienen dueño. El dueño tiene un título de propiedad de esos animalitos. Al tenerlo le da el derecho de poner su "marca" o su "fierro" sobre el lomo de ellas. Así todo vecino sabe que esa oveja, esa vaca, o, ese caballo es de alguien en especial. El Señor Jesús hace lo mismo y por ello lo dejó claro: YO SOY EL DUEÑO DE LAS OVEJAS. Por ello, cualquier otra persona que pretenda o  quiera sentirse propietario de las ovejas en lo espiritual, simplemente está mal. Jesús es el dueño de las ovejas y por ello nos pone su marca EL ESPIRITU SANTO.

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