miércoles, 26 de diciembre de 2012

El llamado.

"Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso", y vinieron a él".
(Marcos 3:13).

El ser parte del cuerpo de Cristo no depende de nosotros, depende de un "llamado de él". Cuando conocemos al Señor nuestros pensamientos cambian. El primero quizás que se nos viene a la cabeza es ¿por qué no lo conocí antes?. Otro pensamiento que viene es ¿Cómo hago para que mi familia entre también?. Y, ninguno de los dos pensamientos es malo, lo malo es que NO entendemos sino hasta después de muchas experiencias dolorosas, que no depende de nadie sino solamente de él. No logramos entender que la separación de todo y de todos, solamente es un deseo, una orden, una decisión, un "llamado" de él... y esos, son los que nos quedamos con él.

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