"Bienaventurado el hombre que me escucha, velando a mis puertas cada día".
(Proverbios 8:34).
Una bienaventuraza es una bendición, y Dios promete bendecir a quienes le busquen cada día, cada mañana, o a cada momento. Porque será el momento en que él hablará. Y a quien escuche le será dada más bendición, pues dice en los versos siguientes: "Porque el que me halle, hallará la vida, y alcanzará el favor de Dios". Jesús buscaba cada día, cada mañana, a cada momento oír la voz de Dios, y hoy, está sentado a la diestra del Padre.
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