jueves, 3 de enero de 2013

La cueva de Adulam.

"Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam.. y se juntaron con él TODOS los afligidos, los endeudados, y todos los que tenían amargura de espíritu, y fueron como 400 hombres".
(1era. Sam. 22:1-2).

El número 400 implica en la numerología bíblica una prueba extrema de fe (esos fueron los años de esclavitud de Israel en Egipto). Cuando David estaba huyendo de Saúl para que no lo matara, fue a refugiarse a la Cueva de Adulam. En cuanto los afligidos, los endeudados, los que estaban amargados de espíritu supieron que David era el líder corrieron a unírsele. Hoy, esa Cueva de Adulam es una parábola para nosotros pues hay congregaciones para gente pudiente y hay congregaciones para gente menesterosa. Dios abrió el evangelio para todos, pero con profunda pena vemos que las congregaciones para gente pudiente están tomando la iglesia como una moda, como una diversión, como la última de sus distracciones, mientras que las congregaciones de gente menesterosa la están tomando en serio, la ven como su respuesta, como su gran alivio. Y los líderes son los que marcan la diferencia. Meditemos.

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