jueves, 4 de octubre de 2012

Llamados a ser ministros.

La creencia popular, debido en gran parte a que casi todos los cristianos hoy en día venimos nacidos de una religión, es que, el llamamiento para "Ministros de Dios" les fue dado solamente a los pastores, a los líderes, a los sacerdotes, a los maestros, a los evangelistas, etc.  Pero eso, es un error y un error grande. La Palabra de Dios nos indica que TODOS hemos sido "llamados" a ser reyes y sacerdotes. Qué o cómo respondamos a ese llamamiento, es otra situación.

Pablo nos explica en la segunda carta a los Corintios en el capítulo once: Cómo podemos conocer quienes tienen un llamamiento. Y por supuesto cómo entender que lo tenemos. Observemos lo que pregunta: "¿Son ministros de Cristo? y deja entrever las pruebas: ¿están en trabajos más abundantes; están en azotes; están en cárceles; están en peligros de muertes?  Y alguien dirá: Pero es que eso lo dijo de sí mismo. Perfecto. Pero es que eso es lo que le sucede o lo que tiene que vivir todo aquél que se precie de ser un "Ministro de Dios", y, si usted está viviendo algo de éstas aflicciones entonces por simple lógica usted es un Ministro de Dios. Además, Pablo también menciona que todos los que nos preciamos de ser llamados "cristianos", somos como libros abiertos para quienes nos rodean (vea 2da. Corintios 3:2). Somos, dice, la "carta de presentación" no sólo de aquél que nos llevó a los pies de Cristo, sino también de Cristo mismo.

Lo entendamos o no, lo creamos o no, hemos sido llamados a ser "Ministros de Dios" la pregunta es: Las personas que nos rodean ¿están viendo eso?. Si Cristo bajara hoy mismo de los cielos. ¿Se agradaría de presentarnos como sus ministros? Meditemos.


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