jueves, 25 de abril de 2013

Simples mortales.

"(Jehová) una y otra vez contuvo su enojo, y no se dejó llevar del todo por la ira. Se acordó de que eran simples mortales, un efímero suspiro que jamás regresa".
(Salmo 78:38-39).

El salmista recuerda cuando los israelitas en el desierto estuvieron tentando a Dios. Cómo Dios, los soportaba una y otra vez sin destruirlos del todo, pues se acordaba que el hombre es un simple mortal, una simple criatura que nace, crece, que en el mejor de los casos se reproduce, y luego muere para NUNCA MAS REGRESAR. Aquí, el Espíritu de Dios por medio del salmista nos da al menos dos lecciones: Una: la reencarnación no existe, es una mentira más de satanás. Y, dos: por mucho que el hombre llegue a tener o a alcanzar, sigue siendo una criatura efímera. No nos jactemos de nada que logremos.

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