"El librará al indigente que pide auxilio; y al pobre que no tiene quien lo ayude. Se compadecerá del desvalido y del necesitado; y a los menesterosos les salvará la vida".
(Salmo 72:12-13).
¿Quién de nosotros no ha necesitado auxilio alguna vez en la vida? ¿Quién de nosotros no ha tenido momentos de pobreza o escasez? ¿Acaso alguna vez no nos hemos sentido desvalidos y necesitados? Y sin embargo, aquí estamos. ¿Por qué? Porque el Señor en su absoluta misericordia nos ha resuelto nuestro problema. Quizás no como nosotros queríamos o como nosotros lo planeamos, pero lo ha solucionado. Por ello dice la escritura que él ayuda a todos: "El Señor es bueno con todos; él se compadece de toda su creación" (Salmo 145:9).
Ahora bien, lo "mejor" de todo esto es que nosotros no sólo somos su "creación" sino somos también sus "hijos", entonces preguntamos: ¿Si ayuda al impío, cómo no nos va a ayudar a nosotros en los momentos que consideramos más oscuros en nuestra vida, y encima, obrar para bien como dice Romanos 8:28? Confiemos, él lo hará.
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